En ese momento, me esperaba de todo menos aquello. Nunca pensé que vería con mis propios ojos mi cuerpo inerte en un callejón encima de un charco de sangre... eso sólo significaba una cosa. Estaba muerta.

sábado, 22 de marzo de 2014

▶Capitulo 4|4ª Parte.

[Sentimos la espera, nos habéis pillado de exámenes]


Dejo de seguir a Amy, necesito pensar. Necesito ordenar mi mente... ¿Por qué nosotras debemos estar pasando por esto, por qué no la vecina de enfrente o la que sale todas las mañanas a correr? En realidad no deseo el mal a nadie, pero si tengo que elegir prefiero que no sea Amy la que sufra. No se lo merece.

Me dirijo a un parque en el que no hay nadie, por lo menos en apariencia. El viento empieza a soplar fuerte, pero eso a mí no me afecta. Al fin y al cabo, estoy muerta. ¿Qué debo hacer? ¿Investigar? ¿Protegerla? Pero... ¿Cómo la protejo si no puedo ni tocarle, ni hablarle? Dios, esto de ser un fantasma es más complicado de lo que parece en las películas. 


Tengo que hacer lo que sea, por Amy, porque no esté en la misma situación que yo. Tengo la total certeza de que ella habría hecho lo mismo por mí, si fuera ella la que estuviese donde ahora mismo estoy yo. Tengo la total certeza de que, lucharía con garras y dientes porque esos tipos no acabaran con mi vida, y por eso, debo y tengo que hacer exactamente lo mismo. Mantenerla con vida.


Pienso y pienso, sin tener ni idea de lo que soy capaz de llegar a hacer como fantasma, pero ya estoy muerta. Pienso que no soy capaz de hacer nada, que no podré ayudarla nunca... ¿O sí? Una idea se me pasa por la cabeza. Es la menos absurda que se me ocurre en todo el tiempo que he estado pensado en cómo debo actuar ante todo lo que está ocurriendo. ¿Y si puedo contactar con alguna persona a través de la famosa Ouija? Nunca me he parado a pensar si el tablero del demonio contactaba realmente con espíritus, pero aún así debo intentarlo.


Pedro

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