En ese momento, me esperaba de todo menos aquello. Nunca pensé que vería con mis propios ojos mi cuerpo inerte en un callejón encima de un charco de sangre... eso sólo significaba una cosa. Estaba muerta.

viernes, 7 de marzo de 2014

▶Capítulo 1 | 3ª parte

Anna se empeñó en que no la acompañara a casa. ¿Por qué será tan cabezota? Como le pase algo...

Salimos del café a las tres y media de la madrugada. ¡Guau! Cómo se pasa el tiempo con esta chica. Tengo la total certeza de que la quiero como a una hermana.

En todo el tiempo que pasamos en el café, estuvimos hablando sobre lo mismo. David. A mí David nunca me había caído bien, pero lo había aguantado todo este tiempo atrás por Anna. Es demasiado controlador, demasido prepotente... demasiado agresivo. Cada vez que recuerdo me encontré a Anna en su casa llorando, llena moratones por todas partes, no puedo evitar que mis lágrimas recorran mi pálida cara. 

¿Por qué lo perdona? ¿Por que no lo deja atrás, y comienza una nueva vida feliz y a gusto? ¿Será por miedo? No lo sé... lo único que sé es que la próxima vez que Anna llore por su culpa, David lo pagará demasiado caro. 

Llegué a mi casa, con una remordimientos irracionales en el estómago... ¿Y si se encuentra a David? No... no pienses así, Amy, me decía mi subconciente. 

-Seguro que ha llegado bien a su casa.-Digo con intención de darme ánimos. 

Me siento en el sofá, y con el corazón en la boca, le escribo un mensaje a Anna.


"¿Estás bien? Llámame"

Le doy a Enviar y espero a su llamada. Tengo el presentimiento de que algo no marcha bien. 

A los diez minutos suena mi móvil. Lo cojo soltando un suspiro de alivio, pensando que Anna estaba llamándome. Pero entonces siento como si un jarro de agua fría se hubiera derramado por mi tembloroso cuerpo. No es Anna. En la pantalla del móvil sale el nombre de Número oculto. Lo cojo con curiosidad. 

-¿Sí?

-Policía de Newcastle, ¿Amy Seen?

-Sí, la misma. 

-Verá... Hemos encontrado a Anna Bell asesinada por un disparo en la cabeza. 

Y, con un dolor insoportable, chillo de angustia y de tristeza. 
                                                        
                                                                                                          Pedro

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