En ese momento, me esperaba de todo menos aquello. Nunca pensé que vería con mis propios ojos mi cuerpo inerte en un callejón encima de un charco de sangre... eso sólo significaba una cosa. Estaba muerta.

viernes, 28 de marzo de 2014

▶Capítulo 5| 2ª Parte


Salgo,al fin,de la consulta,más aliviada. El doctor me ha dicho que no estoy loca,pero que las alucinaciones pueden ser fruto de la falta de sueño,o de no comer.
Me pongo los cascos y me dirijo andando hacia mi casa. De repente, un coche viene hacia mi a toda velocidad ,y del miedo,no soy capaz de moverme.No consigo ver bien quién es el conductor del coche,porque entonces,un hombre que pasaba andando,salta sobre mi y hace que el coche no me atropelle.Rápidamente ,y muy asustada,me levanto del suelo y me sacudo la ropa.Veo que se ha formado un corro de gente al rededor del hombre que me ha salvado la vida y de mi.Lo ayudo a ponerse en pie y le doy las gracias.Converso un poco con él mientras caminamos por la acera.
Me dice que se llama Álex y que en ese mismo instante en el que me salvó,se dirigía hacia la casa de su amigo John. En el cruce ,me separo de él y le vuelvo a dar las  gracias,pero entonces me pregunta si me gustaría irme con él , a casa de su amigo.Desconfío un poco,pero después pienso que en verdad es mejor que me vaya , para desconectar un poco,y le digo que sí.De camino hacia allí,me llega un mensaje y rápidamente me acuerdo de que antes de entrar a consulta me habían mandado también un mensaje.Cojo el móvil y miro el primero ,el que me habían mandado antes de entrar a consulta :
"Cuidado". 
¿Cuidado? ¿ Se referiría al "accidente"? Le doy al siguiente mensaje :
"Deberías haber muerto".
Me empiezo a sentir muy mal,y me noto un poco débil,pero hago como que no pasa nada y sigo andando,hasta llegar a un piso. Álex toca al timbre y suena una voz muy masculina :
-Álex, ¿eres tú? 
-Sí,abre. 
-De acuerdo,ya voy.
Subimos las escaleras y llegamos a la segunda planta. De la puerta en la que pone "2B" sale un chico de unos 26 años,es muy guapo,la verdad.
Lo saludo, me presento y él me contesta : 
-Yo soy John,encantado. 




                                                     Elena.

▶Capítulo 5| 1ª Parte

Suena el timbre. No tengo ganas de abrir. No tengo ganas de nada.
Llevo una semana encerrado en casa, sin salir, sin hablar, casi sin comer.
De repente siento hambre. Me acerco al frigorífico y lo abro.
No queda nada salvo dos bolsitas de ketchup y una cebolla.  Gran alimento ese.
Tengo que salir a comprar al supermercado.
Me peino un poco con las manos el pelo rebelde que me roza los ojos, me pongo la sudadera y salgo a la calle.
El aire fresco me da en la cara. Es una sensación incómoda y me pongo la capucha.
Las personas que pasan por mi lado me miran raro. Creo que es porque estoy demasiado pálido y ojeroso. Parezco un vampiro.
Entro al súper y cojo una barra de pan y un poco de fiambre. Compro también cerveza, mucha cerveza.
Vuelvo a casa, y al entrar me doy cuenta de que hay algo en el suelo. Parece un recorte de periódico.
Lo recojo y lo miro. Oh, no. Es esa noticia. La noticia que ha hecho que me encierre en mi pequeño piso día y noche, bajo llave. La maldita noticia del asesinato de la mujer la misma noche que yo volví con un arma a casa y manchas en la sudadera, sin poder recordar lo que había hecho.
Ha desaparecido todo el apetito que tenía, y ha dado lugar a una horrible angustia.
¿Qué es esta tortura?
Me echo en el sofá-cama, el lugar donde he estado viviendo estos últimos 7 días.
Entonces recuerdo que tocaron el timbre antes de que yo saliera....¿Sería el mismo que dejó el recorte de periódico? ¿Y si alguien quería verme? ¿Y si querían explicarme en qué estoy metido? Porque si de algo estoy seguro, es de que estoy metido hasta el cuello en un asunto bastante espinoso, el cual no tengo ni remota idea de qué va.
Pero...yendo a malas... ¿Me habría esperado el mismo destino que a esa mujer si hubiera abierto?
Es muy frustrante que tu vida gire en torno a algo lo cual no sabes qué es.
Suena el móvil.

                                  "Número privado"


¿Qué? ¿Otra vez? Otra bromita...

Descuelgo.
-¿Álex?
-¿John?
-El mismo. ¿Dónde has estado esta semana? No cogías el teléfono cuando te llamaba... ¡He tenido que llamarte en número oculto para que lo cogieras!
-Ehhh...
-Bueno, es igual. Tío, tengo un planazo para esta tarde.
-Ehhh....
-En mi casa a las 5. Nos echamos unos litros con unas chavalitas rusas que se ha recogido Ricky...Después, podríamos probar a hacer una Ouija de esas. Siempre he sentido curiosidad por esas cosas. ¿Te apuntas?
-Ehhh...
-Está bien, te espero. A las 5, ¿eh? ¡No tardes!
Y cuelga.
Menudo torbellino. No le he dicho nada y ya me ha montado una película. En fin... Será una buena forma de pasar la tarde y salir un poco. Me despejaré.
Pero tengo que estar en casa antes de las 12.

sábado, 22 de marzo de 2014

▶Capitulo 4|4ª Parte.

[Sentimos la espera, nos habéis pillado de exámenes]


Dejo de seguir a Amy, necesito pensar. Necesito ordenar mi mente... ¿Por qué nosotras debemos estar pasando por esto, por qué no la vecina de enfrente o la que sale todas las mañanas a correr? En realidad no deseo el mal a nadie, pero si tengo que elegir prefiero que no sea Amy la que sufra. No se lo merece.

Me dirijo a un parque en el que no hay nadie, por lo menos en apariencia. El viento empieza a soplar fuerte, pero eso a mí no me afecta. Al fin y al cabo, estoy muerta. ¿Qué debo hacer? ¿Investigar? ¿Protegerla? Pero... ¿Cómo la protejo si no puedo ni tocarle, ni hablarle? Dios, esto de ser un fantasma es más complicado de lo que parece en las películas. 


Tengo que hacer lo que sea, por Amy, porque no esté en la misma situación que yo. Tengo la total certeza de que ella habría hecho lo mismo por mí, si fuera ella la que estuviese donde ahora mismo estoy yo. Tengo la total certeza de que, lucharía con garras y dientes porque esos tipos no acabaran con mi vida, y por eso, debo y tengo que hacer exactamente lo mismo. Mantenerla con vida.


Pienso y pienso, sin tener ni idea de lo que soy capaz de llegar a hacer como fantasma, pero ya estoy muerta. Pienso que no soy capaz de hacer nada, que no podré ayudarla nunca... ¿O sí? Una idea se me pasa por la cabeza. Es la menos absurda que se me ocurre en todo el tiempo que he estado pensado en cómo debo actuar ante todo lo que está ocurriendo. ¿Y si puedo contactar con alguna persona a través de la famosa Ouija? Nunca me he parado a pensar si el tablero del demonio contactaba realmente con espíritus, pero aún así debo intentarlo.


Pedro

viernes, 14 de marzo de 2014

▶Capitulo 4|3ª Parte.

Me siento fatal,menos mal que ya queda menos para llegar al médico.
Me quito los cascos y me adentro en el hospital. Odio ir al hospital.
No me gusta nada ver a tanta gente con mala cara, a niños llorando y gritando. No me gusta nada este ambiente. 
Voy al mostrador y la chica me dice que al no tener cita debo esperar más tiempo. Me siento en una silla que no pilla muy lejos de la consulta y, de repente, recuerdo la hermosa cara de Anna. Tan juvenil , sonriente y simpática, como siempre. 
No puedo evitar que dos lágrimas recorran mis mejillas. Rápidamente me las limpio con la manga y comienzo a leer una de las revistas que hay en una mesita, cerca de mi. Veo en ella a dos chicas yendo de compras y vuelvo a acordarme de Anna , la echo tanto de menos...
Dejo, entonces, la revista otra vez en su sitio y me pongo a mirar al personal.
Madres aburridas, impacientes. Niños llorando,chillando y correteando por el hospital. Qué agobio. 
Estoy deseando que me llame el médico, puf... Me empieza a doler más aún la cabeza, es un dolor insoportable. De repente alguien me toca la espalda y me vuelvo.
¡Dios mío! Es Marie. No puedo evitar que la rabia se apodere de mi.
-Hola Amy...-Dice con cara de pena.
-Hola.-Me limito a decir. 
-Siento muchísimo lo de Anna... 
-No importa,gracias.
-Bueno,yo me tengo que ir ya. 
Y con una falsa sonrisa, se marcha..
No puedo soportar verla, no sé ni cómo se ha atrevido a venir a saludarme, después de lo que hizo. No sé cómo pudo acostarse con David mientras estaba con Anna.
Entonces oigo el tono de mensaje de mi teléfono móvil, pero a la misma vez, me acaban de llamar para que entre en consulta y decido que leeré el mensaje más tarde.


                                                            Elena.

jueves, 13 de marzo de 2014

▶Capítulo 4 | 2ª Parte

Siento el tacto del metal frío aún en mi mano.
Necesito deshacerme de esta cosa. ¿De dónde ha salido? 
Esto acrecienta mis temores sobre lo que hice la noche anterior. ¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho?
Necesito saber por qué tengo una pistola dentro de mi sudadera. La angustia me tortura. 
Viene una idea a mi mente, pero rápidamente la desecho. 
Es imposible. No, no es posible que...o sí...buf. Ya no sé ni qué pensar.
¿Y si realmente hubiera matado a alguien?
No. No soy ningún asesino. Puede que mis pintas no sean muy formales, y que cometa algún otro delito menor (como piratear ordenadores y demás)... pero...¿¡Matar!? La simple idea me horroriza.
La voz de Robe de Extremoduro me saca de mis cavilaciones con su "Dulce introducción al caos". Me están llamando. 

                                           "Número oculto"

Será algún imbécil gastando bromas. 
Lo cojo para dejar de pensar, durante unos instantes al menos, en el artilugio que llevo metido en el bolsillo. 
Escucho una voz distorsionada:

-O guardas silencio, o te silenciaremos.

Cuelgo. No estoy para ese tipo de bromas. Cuánta gente aburrida hay suelta por ahí. 
De repente paso por al lado de un kiosko y veo una noticia que está de portada en todos los periódicos.


                                          " ASESINATO EN NEWCASTLE."
                    
             "Una joven fue encontrada muerta ayer noche en Newcastle, Inglaterra. Aún no se sabe quién  puede haber sido. La policía está investigando...."

Soy incapaz de seguir leyendo.

Diablos, ¿Qué hice anoche?



                                                                                                           Mariela.

miércoles, 12 de marzo de 2014

▶Capítulo 4 |1ª Parte

No soporto ver así Amy. No. Y menos por mi culpa, en cierto modo. Oh, Amy...¿Por qué eres así? Come, sal, disfruta....haz todo lo que yo ya nunca voy a poder hacer.

Las ganas de darle un abrazo son inmensas...de decirle que estoy aquí, que nunca estará sola, aunque ya no me vea. Que mi cuerpo estará muerto, pero mi corazón y mi cariño siempre estarán con ella. Que entregaría todo porque disfrutase y sea feliz, aunque ya no pueda compartir esos momentos, aunque ya no pueda estar físicamente a su lado.

Si pudiese llorar, habría inundado la habitación.
Necesito un abrazo,...cosa que nunca más podré recibir, ni dar. ¿Por qué no me morí y ya está? ¿Por qué debo estar aguantando esta penuria de vida, si se le puede llamar así? Ya que estoy muerta, al menos me gustaría descansar.

Estoy pensando, cuando de repente llaman a Amy por el móvil. Escucho con atención.

La llamada es breve pero intensa. Dios, es el hombre que me mató, y que ahora quiere hacer lo mismo con Amy. Le pregunta si ha recibido la nota. ¿Quiere decir eso que no fue él quien se la entregó? ¿Quiere decir eso que hay más de uno empeñado en matarnos? Conmigo ya lo han conseguido, pero bajo ningún concepto dejaré que maten a Amy.


Ay... Estoy tan confusa. Necesito pensar.

Mi amiga decide ir al hospital, y yo, sin dudarlo, la sigo.
Amy se pone los cascos, supongo que para distanciarse del mundo, para intentar olvidar...o al menos, intentar calmar ese dolor que le recorre el cuerpo día tras día, y que pasa como torbellino por su corazón y lo destroza cada vez más.
Entonces pone la canción. Tan alto que puedo llegar a escucharla. Nuestra canción. Veo como unas lágrimas caen por sus mejillas, mientras solloza. Chillo, aunque nadie pueda oírlo, intentando así calmar el dolor, la angustia y la tristeza que siento cada vez que la veo así. Cada vez que llora y no puedo hacer nada. Cada vez que se derrumba y sé que es por mi muerte, porque se siente culpable de no haberme acompañado en su momento a casa... Ay, Amy, ¿Por qué te empeñas en cargar tú con la culpa?

Mientras mi amiga se ahoga entre sus propias lágrimas,yo la miro, con añoranza. Con ganas de darle un abrazo y llorar en su hombro, como tantas otras veces había hecho en el pasado.
Pero ahora era eso, pasado.

                                                                                                   Pedro.

lunes, 10 de marzo de 2014

▶Capítulo 3|3ª Parte.

Son las 5 de la tarde.Dios,he vuelto a quedarme dormida. 
Intento levantarme,pero las piernas me flaquean y tengo un intenso dolor de cabeza.Vuelvo a acostarme en el sillón , y empiezo a pensar en todos los días pasados.
Esos días en los que no había comido nada,no había salido de mi casa y lo único que hacía era dormir.
También he notado que desde la semana pasada hasta hoy he adelgazado aproximadamente 4 kilos.Tampoco pretendo recuperarlos, ya que no tengo ganas de nada, y menos de comer.
Empieza a sonarme el móvil y lo cojo gracias a que está a mi lado, si no, ni me habría molestado.
-¿Si? -Digo,con tono tristón. 
-Hola.
La voz está distorsionada,pero intuyo que es de un hombre.Me estremezco.
-Recibiste la nota,¿verdad?.
-S...Si-Tartamudeo.
-Genial.-Se le escucha serio ,y cuelga.
¡Dios! Siento como si se me hubiera caído el alma.¿Quién era? ¿A qué ha venido esa llamada? Estoy realmente asustada, madre mía...
Siento que el dolor de cabeza es cada vez  más intenso, y tengo el estómago revuelto.
Es raro, porque de repente, noto que hay alguien detrás de mi, que me está vigilando. Inmediatamente me giro, pero no hay nadie.
Aún así, sigo sintiendo una presencia,pero allí no hay nada.
Tengo la necesidad de irme de mi casa, de salir de este lugar. Creo que me estoy volviendo loca, necesito ver a un médico.
Cojo las llaves y me voy.    

                                                                              Elena.

sábado, 8 de marzo de 2014

▶Capítulo 3. | 2ª Parte

Me despierto gritando. Se está convirtiendo en algo habitual lo de tener pesadillas. He soñado otra vez con caras pálidas pidiendo piedad. Con gentes de todo tipo pidiendo compasión frente a un tipo que no siente ni una pizca de lástima hacia esas personas. Alguien con una mirada inhumana, con un brillo animal en sus ojos. 
Me levanto y me miro al espejo. Observo mi pelo marrón, algo largo, cayéndome por los ojos. Creo que va siendo hora de cortárselo. 
Voy vestido con la ropa de anoche, parece ser. De repente caigo...anoche...¿Qué hice anoche? 
Me siento aterrorizado. ¿Por qué nunca me acuerdo de lo que hago por las noches? 
Hace ya algún tiempo que a partir de las 12 pierdo el conocimiento. Quiero pensar que estoy soñando...pero desde hace algunos días creo que no es así.
Tal vez sea sonámbulo. 
Decido apartar de mi mente mi duda sobre lo que hice la noche anterior. Prefiero no imaginármelo. 
Cojo un bol con cereales y desayuno tirado en el sofá, uno de los pocos muebles que tengo en mi pequeño piso. Tan pequeño que sólo tiene tres habitaciones: El dormitorio, la cocina y el baño.
Está lleno de mierda, como siempre. Me da tanta pereza limpiarlo..
Mientras como, sin querer mis pensamientos se dirigen a la noche. Las noches...estoy empezando a sentir desesperación por nunca acordarme de lo que hago. Sobre todo cuando encuentro manchas sospechosas en mi ropa...
Intento analizar hasta donde me acuerdo. A ver... quedé con John, nos fuimos a cenar al Burguer sobre las 18:30... a las 20:00 llegamos a su casa, y estuvimos allí con varias amigas suyas. Luego me acuerdo que bebí...que bebí...pero no tanto como para no acordarme de qué hice después. A las 23:30 salí de su casa, y fui andando hacia la mía. Entré, me tiré en el sofá-cama y estuve viendo la tele, pero no me dormí. Recuerdo que me levanté, a las 12 menos algo. Y ya después no recuerdo. Oh, por dios...¿Qué hice?
Busco mi sudadera para ir a dar un paseo y a tomar el aire. Me la pongo y salgo. Hace frío y meto las manos en los bolsillos, y de repente siento algo frío y metálico. Lo saco y me quedo blanco de miedo. Es una pistola.

                                                                                                              Mariela.

▶Capítulo 3 | 1ª Parte

Dios... Estoy muerta y soy un tipo de fantasma. No lo he asimilado todavía... Estoy como flotando por encima del suelo, sin poder tocar nada, sin comunicarme con nadie... Preferiría haber muerto, y que ahí mi vida y mi uso de razón se hubieran extinguido, a estar tan sola, y sin poder hacer nada... ¿Es así realmente cuando uno se muere? Pues vaya... 

Aunque estoy un poco aturdida por la situación, no puedo dejar de pensar en Amy... Oh, Amy. Mi querida Amy... se ha quedado sola en un cruel mundo...

Entonces la veo, con su cara palida del asombro y con las lágrimas recorriendo su mejillas, mientras está en el callejón donde me asesinaron. 

-¡Amy, no llores, estoy aquí!-Digo, pero, como era de esperar, no me escucha y sigue llorando. 

Mi amiga se va del callejón, supongo que se iría a su casa a descansar y a relajarse. Joder... pobre Amy. La sigo. Intento comunicarme con ella de todas las formas posibles, pero no puedo, y una ira mezclada con impotencia y desesperación se juntan en mi cuerpo, si es que se le puede llamar así. Si pudiese llorar, lo estaría haciendo a mares. 

Después de un rato, Amy y yo llegamos a su casa. Está fatal, y yo también, por no poder decirle que estoy bien. A pesar de que me dispararon en la cabeza, se puede decir que no me encuentro mal. Pero ese sentimiento de bienestar desaparece cuando veo al mismo tío con capucha que me asesinó hace unas horas. 

-¡Hijo de puta!-Digo chillando, pero sin que nadie me escuche.-¡Déjala en paz!

El hombre con capucha le da un papel con una frase que hace que me quede de piedra. 

Tú serás siguiente. 

Amy se desmaya y si yo pudiese también lo haría. ¿Qué hemos hecho para que me hayan asesinado y para que ella sea la siguiente? ¡Somos sólo unas pobres jóvenes, joder! Tengo que hacer algo... Y cuando pienso esto me doy cuenta porque estoy ahí, porque no me he ido a ese sitio al que la gente llama Paraíso... No me he marchado por la simple razón de que debo proteger a Amy, y acabar como sea con el tío que acabó conmigo y ahora quiere hacerlo con ella.

                                                                                                              Pedro

viernes, 7 de marzo de 2014

▶Capítulo 2 | 2ª Parte


Me despierto en una habitación un tanto extraña,pero no tardo en darme cuenta de que estoy en un hospital.
Veo que se me acerca uno de los médicos y me dice : Buenos días Amy. Anoche te desmayaste,y te trajimos aquí. ¿Cómo te encuentras?. 
Rápidamente empiezo a recordar todo lo que pasó ayer.Noto como me empieza a temblar todo el cuerpo y siento que una gran tristeza se apodera de mi.Empiezo a llorar.En este momento no puedo hacer otra cosa,me siento tan mal,tan inútil...Oh,Anna...¿Por qué fui tan idiota y la dejé marchar sola? Quiero morirme y desaparecer,y tal vez encontrarme con Anna. Tan bonita como siempre,con esos ojos azules y esa cara blanca y amable.
Sigo llorando y empiezo a sentir nauseas. Al poco tiempo me doy cuenta de que estoy vomitando sobre la manta blanca que me cubre , y el médico, que aún sigue a mi lado , me recoge el pelo,para que no me lo manche.
Cuando por fin he terminado,me limpio la boca ,y me cambian la manta. Me dan para beber un vaso de agua y me aconsejan que me acueste a dormir. Pero no puedo,no dejo de pensar en Anna,en que es imposible que me haya dejado ,tan pronto,tan joven... Todavía siento esa amargura dentro de mi,no puedo con esto,es demasiado. Decido que es mejor que me acueste a dormir la siesta.
Me despierto alrededor de las 5. ¡Guau! He dormido dos horas la siesta, más de lo que me esperaba que pudiera llegar a dormir.
Veo que se acerca una enfermera y me dice :  
-Hola , ¿estás ya mejor?.
-Sí-contesto,con una falsa sonrisa-Gracias.
Se dispone a marcharse,pero se detiene justo en frente de la puerta : 
-Ah,por cierto, al desmayarte se te cayó esto de la mano.
Me da un trozo de papel blanco,que tiene algo escrito,y no tardo en recordar que me lo dio ese extraño hombre de la capucha negra. Voy a abrirla con mucha curiosidad,y mi cara pasa de tristeza a miedo.
Rápidamente cojo ,la cierro y la rompo en pedazos ,que más tarde lanzo al aire.
No puedo expresar lo que siento en ese momento,el corazón se me acelera y noto que vuelvo a marearme otra vez,pero antes de hacerlo,vuelvo a recordar lo que ponía en la carta :
-Tú serás la siguiente. 
                                                                           Elena.

▶Capítulo 2 | 1ª parte

No. No. No. No. No. No. No.
Esa palabra se repite una y otra vez en mi cabeza. Esto no puede estar pasando. Es simplemente imposible.
Anna...Anna...¡Mi Anna!
Intento tanquilizarme. Soy consciente de que estoy en medio de la calle, todavía con el teléfono en la oreja, aunque hace ya cinco minutos que no se oye nada.
No. No. No puede ser. 
Estoy paralizada, en estado de shock. El grito que he pegado antes ha hecho que todo el mundo se gire hacia mí. Pero yo sigo parada. No puedo moverme. No puedo hablar. No puede ser.
La gente se queda a mi alrededor. Creo que me están preguntando que si estoy bien.
-Bien, Amy, tranquilízate. -Susurro para mí misma.
Genial. Ahora la gente está murmurando. Creo que piensan que estoy loca.
Pero no. No. No puede ser. No. Es inaceptable. No. 
Me estoy mareando. Creo que me voy a caer. Siento mucha angustia, voy a vomitar.
Estoy tan impactada que no puedo ni llorar. Tal vez porque es imposible. ¡Anna! 
Estoy gritando. La gente me dice que estoy pálida. ¡Dejadme en paz! Nadie puede imaginar el dolor que siento ahora mismo. 
Entonces recuerdo una de las pocas palabras que entendí de todo lo que dijo el policía: ¡Asesinada!
Me zafo de la gente que tengo a mi alrededor y salgo corriendo.
Oh, ese miserable de David. Lo va a pagar muy caro. ¿Cómo ha sido capaz? Se lo voy a hacer pagar. Pero bien pagado. ¡Cabrón! 
El odio que siento hacia David ahora mismo es imposible de superar. Sí. 
Intento serenarme una vez más, sin mucho resultado. 
Estoy en una especie de callejón. Estoy llorando. Sí, noto las lágrimas saladas en mi boca. Debo de estar llorando. No me doy cuenta de nada de lo que hay a mi alrededor. Sólo veo dolor, dolor y más dolor. Decido irme a mi casa. Tambaleante, voy andando. Poco a poco. Las personas que van andando por las frías calles me señalan con el dedo. Llego al portal de mi casa y consigo abrir la puerta después de varios intentos. Me tiembla todo.
Oh...Anna. Anna. Anna. Estoy subiendo las escaleras cuando alguien me para. No sé quién es. No tengo ganas de ver a nadie. ¡Dejádme tranquila! 
Me mira, me da una especie de papel y se va. Lleva capucha, creo. No me entero de nada. Sería un vecino. Subo a casa, abro la puerta y me apoyo en ella una vez cerrada. Voy cayendo poco a poco, con la espalda apoyada. Oh, dios. Creo que soy incapaz de soportar más dolor. Decido leer la nota que me han dado. Son cuatro palabras. Cuatro palabras terribles. Cuatro jodidas palabras. Cuatro palabras...
Ya no puedo soportarlo más, todo se pone negro.
                 
                                                                                              Mariela.

▶Capítulo 1 | 3ª parte

Anna se empeñó en que no la acompañara a casa. ¿Por qué será tan cabezota? Como le pase algo...

Salimos del café a las tres y media de la madrugada. ¡Guau! Cómo se pasa el tiempo con esta chica. Tengo la total certeza de que la quiero como a una hermana.

En todo el tiempo que pasamos en el café, estuvimos hablando sobre lo mismo. David. A mí David nunca me había caído bien, pero lo había aguantado todo este tiempo atrás por Anna. Es demasiado controlador, demasido prepotente... demasiado agresivo. Cada vez que recuerdo me encontré a Anna en su casa llorando, llena moratones por todas partes, no puedo evitar que mis lágrimas recorran mi pálida cara. 

¿Por qué lo perdona? ¿Por que no lo deja atrás, y comienza una nueva vida feliz y a gusto? ¿Será por miedo? No lo sé... lo único que sé es que la próxima vez que Anna llore por su culpa, David lo pagará demasiado caro. 

Llegué a mi casa, con una remordimientos irracionales en el estómago... ¿Y si se encuentra a David? No... no pienses así, Amy, me decía mi subconciente. 

-Seguro que ha llegado bien a su casa.-Digo con intención de darme ánimos. 

Me siento en el sofá, y con el corazón en la boca, le escribo un mensaje a Anna.


"¿Estás bien? Llámame"

Le doy a Enviar y espero a su llamada. Tengo el presentimiento de que algo no marcha bien. 

A los diez minutos suena mi móvil. Lo cojo soltando un suspiro de alivio, pensando que Anna estaba llamándome. Pero entonces siento como si un jarro de agua fría se hubiera derramado por mi tembloroso cuerpo. No es Anna. En la pantalla del móvil sale el nombre de Número oculto. Lo cojo con curiosidad. 

-¿Sí?

-Policía de Newcastle, ¿Amy Seen?

-Sí, la misma. 

-Verá... Hemos encontrado a Anna Bell asesinada por un disparo en la cabeza. 

Y, con un dolor insoportable, chillo de angustia y de tristeza. 
                                                        
                                                                                                          Pedro

jueves, 6 de marzo de 2014

▶ Capítulo 1 | 2ª Parte

Son las cuatro de la tarde y estoy esperando a Amy en el café que hay debajo de mi casa.
A los cinco minutos veo que aparece por la acera de enfrente, como no, siempre llega tarde. Lleva unos pantalones vaqueros que le favorecen mucho,con una camiseta negra de tirantes que le hacen juego con sus oscuros ojos y su pelo negro. No me extraña que todos los hombres se fijen en ella, es guapísima.
Me saluda dándome dos besos, y yo se los devuelvo. Con un gesto le indico que pase al café, y obedece.
Nos sentamos y me dice :
-¿Qué querías Anna? Menuda cara traes...
Me dispongo a responderle, pero se nos acerca un camarero.
-¿Qué queréis tomar señoritas?
-Dos cafés solos, por favor.
-Muy bien.-Dice, y se marcha.
-Bueno,por donde iba... ¿Me vas a contar qué te pasa?
-Es que... Ayer me llamó David , y...
No me deja terminar.
-¡¿Otra vez?! ¡¿Es que ese cerdo no se cansa?! ¡¿Qué demonios pretende, hacer más daño?! -Dice rabiando de ira.
-Amy,escúchame por favor, me dijo que me seguía queriendo. Me he tirado toda la maldita noche llorando, pensando en lo que pasó, y me he dado cuenta de que, a pesar de todo, todavía lo quiero, pero no sería capaz de volver a pasar por eso, que me engañe como a una niña...
-¡Por supuesto que no, Anna! Sé realista, piensa en ello.Te hizo mucho daño, yo no puedo verte otra vez así, me pone muy triste... Sólo quiero lo mejor para ti, y creo que lo que tienes que hacer es pensar más en ello. No vuelvas a caer, no te lo aconsejo.
-Lo sé Amy, pensaré en ello.Muchísimas gracias por escucharme, por todo.Eres la mejor-Y la abrazo.
Me doy cuenta de que tengo lágrimas en los ojos, pero las aguanto. Amy es como una hermana para mi, la conozco desde hace 5 años y sé que puedo confiar y contar con ella para todo.




Elena.







miércoles, 5 de marzo de 2014

▶ Capítulo 1.| 1ª parte

♫♪ I need your love, I need your time, when everything is wrong..♫♪

Buff...ya está otra vez el móvil sonando...¿Pero es que este chico nunca se cansa?
Dejo saltar el buzón de voz, una vez más.
-Hola, soy Anna. Ahora mismo no puedo cogerlo. Deja un mensaje después de la señal.-  Oigo el pitido por al menos décima vez .
-Ehh...Anna, ¿Por qué no coges el teléfono? Tengo que hablar contigo seriamente. Es urgente, por favor. ¡Llámame!
Y cuelga. ¿No se rinde nunca? Es algo desesperante.
Mi móvil sigue sonando, y yo decido ir a darme una vuelta, a tomar un café....¡Yo qué sé!  Pero lejos de este cacharro infernal y, sobre todo, de la persona que se esconde detrás de este.
Así pues, cojo mi abrigo y me voy al pequeño bar que hay debajo de mi piso. Me siento en una mesa y pido un café solo.
-¿Qué querrá? - Pienso.- ¿Quiere hacerme más daño? ¿Está empeñado en eso? ¿Por qué no me deja?
Tal vez quiera arreglarlo...no, es casi seguro que quiere arreglarlo...pero, ¿Quiero yo? Esa es la cuestión.
Necesito tiempo para pensar, alejarme, poder analizar todo objetivamente. 
De repente alguien se sienta delante de mí, perturbando mi paz y sacándome de mi ensimismamiento.
Oh, no. ¿Cómo ha sabido que estaba aquí?
-Anna, estaba preocupado. No has cogido ninguna de mis llamadas, y tampoco estabas en tu cas...
-¿Qué quieres, David? - Digo cortándolo secamente.
-Tenemos que hablar...
-Pero yo no quiero hablar.
-No puedes eludirme toda tu vida. - Dice en tono despectivo.
-Tampoco pretendo hacerlo.
Se instala entre nosotros un silencio incómodo. La tensión se puede cortar con un cuchillo.
-Anna...yo...yo te qu..
-No lo digas.- Susurro con un tono amenazante.
-Pero es verdad. Yo te quie..
-¡Que no lo digas!- Le grito enfurecida, frustrada.
Me doy cuenta de que todo el bar se ha girado al escuchar el grito. Qué vergüenza.
-Yo solo quiero arreglar las cosas.- dice en voz baja. Su voz suena compungida y arrepentida.
-Muy bien, yo en estos momentos soy incapaz de ello. - Digo en el tono más frío que soy capaz, con una expresión seria y distante. - Vete, David.
-Bueno...si es lo que quieres..me iré.
-Adiós.- Digo moviendo la mano.
Se va, y yo siento unas profundas ganas de llorar.
¿Por qué me ha hecho eso? Y ahora quiere que lo perdone como si nada...¡Va listo!
Decido subir a mi piso. Allí podré llorar todo lo que quiera y pueda.
Mañana llamaré a Amy para quedar con ella y contarle lo que ha pasado...Amy siempre sabe qué hacer.
Me tomo algo rápido de cena, me echo en la cama y lloro hasta quedarme dormida.
Sí. Mañana será otro día.   

       
                                                                                                                                                                  Mariela.

martes, 4 de marzo de 2014

▶ Prólogo

    Terror era un adjetivo corto para describir lo que sentía en aquel mismo momento. ¿Por qué a mí? Me preguntaba mientras corría por unas calles oscuras de Newcastle. Eché la vista atrás y la figura oscura seguía ahí, a unos metros de mí... y corriese lo que corriese, la siniestra silueta seguía a unos metros de distancia de Anna, como solían llamarme.

Dios, no me podía estar pasando esto... ¿Qué hago? Pensaba mientras corría como si la vida me fuese en ello. ¿Quién era aquella oscura figura que me seguía? ¿Qué quería de mí?

-¡Déjame en paz!-Grité mientras las lágrimas me caían por las mejillas.-¡Vete!

Pero como era de esperar, la amenazadora figura no contestó, solo se limitó a seguir detrás de mí. 

Estuve corriendo a todo lo que daba mi frágil y delgado cuerpo, con la esperanza de que aquella silueta desapareciera de mi vista. ¿Quién me manda a mí salir y volver sola a mi casa a las cuatro de la mañana? 

Con la mayor rapidez que tuve, torcí hacia una callejuela y seguí corriendo. 

Cuando pensaba que ya me había casi librado de la espantosa silueta, tuve la gran desdicha de meterme en un callejón sin salida. Y entonces, en ese momento, supe que estaba a su disposicón, que estaba en sus manos, y grité e intenté encontrar una salida por todas partes, mientras lloraba desesperadamente. 

Cada vez lo tenía más cerca, y más cerca, y más... hasta que estaba enfrente de mí, firme como un tanque. 

Yo me tiré al suelo, llorando y gritando al mismo tiempo, esperando que todo esto solo fuese una mala pesadilla de la que en cualquier momento despertaría. Pero desgraciadamente, no lo era. 

La enorme figura desenfundó algo que no pude ver dada a la escasa luz del lugar, pero sólo podía ser una cosa, y esa cosa era un arma. 
  
Noté como me apuntaba con ella y yo solo fui capaz de apretar los dientes, y esperar a mi muerte. Y el disparo se instaló en mi cabeza. El dolor fue intenso, pero breve. 

Y  en ese momento, me esperaba de todo menos aquello. Nunca pensé que vería con mis propios ojos mi cuerpo inerte en un callejón encima de un charco de sangre... eso sólo significaba una cosa. Estaba muerta.

                                                                                                                          Pedro.