En ese momento, me esperaba de todo menos aquello. Nunca pensé que vería con mis propios ojos mi cuerpo inerte en un callejón encima de un charco de sangre... eso sólo significaba una cosa. Estaba muerta.

sábado, 8 de marzo de 2014

▶Capítulo 3. | 2ª Parte

Me despierto gritando. Se está convirtiendo en algo habitual lo de tener pesadillas. He soñado otra vez con caras pálidas pidiendo piedad. Con gentes de todo tipo pidiendo compasión frente a un tipo que no siente ni una pizca de lástima hacia esas personas. Alguien con una mirada inhumana, con un brillo animal en sus ojos. 
Me levanto y me miro al espejo. Observo mi pelo marrón, algo largo, cayéndome por los ojos. Creo que va siendo hora de cortárselo. 
Voy vestido con la ropa de anoche, parece ser. De repente caigo...anoche...¿Qué hice anoche? 
Me siento aterrorizado. ¿Por qué nunca me acuerdo de lo que hago por las noches? 
Hace ya algún tiempo que a partir de las 12 pierdo el conocimiento. Quiero pensar que estoy soñando...pero desde hace algunos días creo que no es así.
Tal vez sea sonámbulo. 
Decido apartar de mi mente mi duda sobre lo que hice la noche anterior. Prefiero no imaginármelo. 
Cojo un bol con cereales y desayuno tirado en el sofá, uno de los pocos muebles que tengo en mi pequeño piso. Tan pequeño que sólo tiene tres habitaciones: El dormitorio, la cocina y el baño.
Está lleno de mierda, como siempre. Me da tanta pereza limpiarlo..
Mientras como, sin querer mis pensamientos se dirigen a la noche. Las noches...estoy empezando a sentir desesperación por nunca acordarme de lo que hago. Sobre todo cuando encuentro manchas sospechosas en mi ropa...
Intento analizar hasta donde me acuerdo. A ver... quedé con John, nos fuimos a cenar al Burguer sobre las 18:30... a las 20:00 llegamos a su casa, y estuvimos allí con varias amigas suyas. Luego me acuerdo que bebí...que bebí...pero no tanto como para no acordarme de qué hice después. A las 23:30 salí de su casa, y fui andando hacia la mía. Entré, me tiré en el sofá-cama y estuve viendo la tele, pero no me dormí. Recuerdo que me levanté, a las 12 menos algo. Y ya después no recuerdo. Oh, por dios...¿Qué hice?
Busco mi sudadera para ir a dar un paseo y a tomar el aire. Me la pongo y salgo. Hace frío y meto las manos en los bolsillos, y de repente siento algo frío y metálico. Lo saco y me quedo blanco de miedo. Es una pistola.

                                                                                                              Mariela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario