Aunque estoy un poco aturdida por la situación, no puedo dejar de pensar en Amy... Oh, Amy. Mi querida Amy... se ha quedado sola en un cruel mundo...
Entonces la veo, con su cara palida del asombro y con las lágrimas recorriendo su mejillas, mientras está en el callejón donde me asesinaron.
-¡Amy, no llores, estoy aquí!-Digo, pero, como era de esperar, no me escucha y sigue llorando.
Mi amiga se va del callejón, supongo que se iría a su casa a descansar y a relajarse. Joder... pobre Amy. La sigo. Intento comunicarme con ella de todas las formas posibles, pero no puedo, y una ira mezclada con impotencia y desesperación se juntan en mi cuerpo, si es que se le puede llamar así. Si pudiese llorar, lo estaría haciendo a mares.
Después de un rato, Amy y yo llegamos a su casa. Está fatal, y yo también, por no poder decirle que estoy bien. A pesar de que me dispararon en la cabeza, se puede decir que no me encuentro mal. Pero ese sentimiento de bienestar desaparece cuando veo al mismo tío con capucha que me asesinó hace unas horas.
-¡Hijo de puta!-Digo chillando, pero sin que nadie me escuche.-¡Déjala en paz!
El hombre con capucha le da un papel con una frase que hace que me quede de piedra.
Tú serás siguiente.
Amy se desmaya y si yo pudiese también lo haría. ¿Qué hemos hecho para que me hayan asesinado y para que ella sea la siguiente? ¡Somos sólo unas pobres jóvenes, joder! Tengo que hacer algo... Y cuando pienso esto me doy cuenta porque estoy ahí, porque no me he ido a ese sitio al que la gente llama Paraíso... No me he marchado por la simple razón de que debo proteger a Amy, y acabar como sea con el tío que acabó conmigo y ahora quiere hacerlo con ella.
Pedro
Pedro
No hay comentarios:
Publicar un comentario